La hucha

Author: F. J. Zamora /

Una vez mas llego la feria a mi pueblo, las calles se han vestido para el evento, las gentes sacamos las mejores galas y nos disponemos a olvidar por unos días lo menos bueno que nos esta pasando.

La feria me trae a la memoria muchos hermosos momentos ocurridos durante mi vida y estas fiestas.

Recuerdo que en casa había ciertas cosas que estaba prohibido tocar

  • Las figuritas de Lladró de mama
  • La llave del mueble bar de la señorita
  • Y la hucha rechoncha que dormitaba debajo de la cama

HUCHA

Después de navidad mama nos mandaba a pepita la de las flores o a la pajarería de periquito Valderrama, lugares donde podíamos comprar esas huchas de barro , de pie fino y que se ensanchaba para luego terminar en un asa que nos parecía la cabecita de ella y que yo solía pintar unos ojos. Unos de los requisitos para la hucha es que fuera de barro que no manchara , como eran las blancas y te dejaban las manos llenas de un polvo que todo lo ponía perdido .Tampoco podían ser las de latas que se abrían con un abridor del explorador y mucho menos de esas modernas que tenían un taponcito debajo de la tripa y que se podían vaciar a gusto del consumidor. La de barro tendría su San Martin..

Mama la recibía siempre con un billetillo de 20 duros y después poco a poco lo que caía en nuestras manos lo íbamos echando , la íbamos engordando como a los guarros que se preparaban para la matanza, que Paqui y la señora Isabel nos daban cinco duros...a la hucha, que alguien nos daba algo..a la hucha, que hacíamos una tómbola los chiquillos...a la hucha.

Y así día tras día llegaba el bendito Junio, con su 40 de mayo , su San Juan , los asturianos de vacaciones, pero antes de todo llegaba San Bernabé , el San Martin de la hucha, con su banda por las mañanas tocando la diana floreada al compas de los cohetes y el baile de los gigantes ,cabezudos esperábamos a papa que llegara del trabajo al medio dia para que nos dejara el martillo, mama colocaba una toalla vieja debajo de la hucha para así recoger sus preciadas vísceras  , con un golpe de gracia como el del Papa cuando abre la puerta santa del Vaticano , papa con su martillo de Thor rompe la hucha que durante unos cinco meses nos acompaño, como usureros íbamos haciendo montañitas de monedas y nos poníamos a contar el botín.

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Luego Mama nos hacia dormir una siesta para cuando viniera Tito Savarito nos llevara en su coche blanco a la feria , allí disparábamos al pichón ,nos montábamos en el látigo, nos comíamos algo en la caseta de la monjas , por que eso de ir a la del Psoe o la del pc aun no estaba bien visto.Luego nos cogíamos paseo marítimo adelante y nos íbamos a la playa de la Venus para ver los fuegos artificiales.

El día del patrón nos cogía Papa y mama y nos tenían todo el día en la feria , pero esto ya lo conté el año pasado.

Que paséis un feliz fin de semana y que mis paisanos disfruten la feria y si vivís cerquita, acercaos y disfrutad.

Namaste

4 comentarios:

Rosa María. Díaz dijo...

Precioso, como siempre tus recuerdos nos hacen volver a sentir la ingenuidad y la alegría de la niñez.
Gracias y a disfrutar de la feria.

A mí la verdad dejó de gustarme cuando la quitaron del centro y ya no he vuelto a ir.
¿Cuántos años hace?
Recuerdo un día de feria que nos encontramos, con mi hermano y la caña, fue genial.
Besos

Belkis dijo...

Que bonitos recuerdos y sobre todo que manera más sabia de enseñarles a disfrutar con el fruto del esfuerzo y la disciplina. Una magnífica lección.
Siempre es un placer pasar por tu casa amigo.
Te envio un beso muy grande para ti y tu familia

LOLI dijo...

Ojala estuviera cerquita!!!

Un placer y relajante leerte tus recuerdos q son preciosos!!
Cuando salte las olas y vea el castillo te tendre os tendre en mis pensamientos os imaginaré mirando tambien al cielo viendo los fuegos artificiales q aqui llamamos castillo de fuego ;)

FELICES FIESTAS!!
BESAZOS ♥

Mauro Navarro Ginés dijo...

Esto de las ferias de antaño. tenía un encanto, que al menos por estos lugares, se ha ido perdiendo. Como bien dices, ahorrábamos sin tino para podernos comprar los cuatro caprichos de pobre que nos permitían nuestros exiguos ahorros. Ahora, en los tiempos actuales, cuando parece que estamos de vuelta de todo y las cosas por harto conocidas y saboreadas parecen hartar, a mi al menos me queda el recuelo de la ilusión con la que esperaba la llegada de las casetas de turrón, los bares, los circos de hambrientas fieras y que se yo cuantas cosas mas perdidas en el pozo del olvido. Una entrada entrañable querido amigo. Un saludo.